Aspectos biológicos y económicos de Melanagromyza socolena (Diptera: Agromyzidae), una nueva plaga del tomate de huerta

Resumen

El hallazgo de un insecto responsable de la caída de los botones florales de tomate indujo a estudios básicos en campo y laboratorio, donde se siguió simultáneamente el desarrollo del huésped y el ciclo de vida de la plaga. Para determinar el número de instares, semanalmen­te se analizaron 100 botones florales. Se eva­luó el porcentaje de parasitismo durante el ci­clo reproductivo del tomate, recolectando se­manalmente, durante una hora, botones afec­tados. Los aspectos económicos se estimaron al analizar el ataque y las pérdidas ocasiona­das por la plaga en 33 plantas. El insecto co­rresponde a la especie Melanagromyza soco­lena Sanabria de Arévalo y Zenner de Polanía (Diptera: Agromyzidae) que cumple su ciclo dentro del botón floral. El adulto, una mosquita negra con visos metálicos verde oscuros, co­loca un solo huevo en el botón floral; el huevo es de color blanco y tiene una duración de 2 a 3 días. La larva, también blanca, pasa por tres instares durante 5 a 7 días, alimentándose de las anteras, el pistilo y el ovario. La pupa se forma normalmente entre los sépalos, en la base del botón y tiene una duración promedia de 11 días. En el momento de formación de la pupa, el botón floral se desprende en el punto de abscisión. Como parasitoides se han encon­trado dos pteromálidos, Heteroschema rugosopunctata (Ashmead) y Syntomopus sp. y otro de un género cercano a Zaeucoila (Eucoilidae), los cuales ejercen hasta un 54,76% de parasitismo. La caída de botones florales aumenta a medida que avanza la floración. En el tercio inferior se pierde, en pro­medio, el 4,03% de los botones; en el tercio medio el 19,88% y en el tercio superior el 28,60%, lo cual corresponde a un promedio de 0,733 kg de pérdida de posibles frutos por planta. Por hectárea, las pérdidas pueden al­canzar y sobrepasar las 15 toneladas. Hasta ahora, el insecto se ha detectado a alturas entre 1.400 y 1.800 msnm en algunos munici­pios tomateros de Cundinamarca, pero se sos­pecha que está presente en todo el departamen­to.